sábado, 30 de junio de 2012

Menopausia a los 23 años

Menopausia a los 23 años



Tenía apenas 23 años y Jackie Townsend se había enamorado por primera vez. Junto a su pololo había pasado la tormenta de su cáncer al colon con éxito, pero ambos estaban poco preparados para lo que vendría al tiempo después, su menopausia.

Bochornos, cambios de humor, baja de libido y resequedad vaginal. Vivir el término de los ciclos menstruales no es fácil para una mujer, y todo se hace más difícil cuando esto sucede a los veintitantos, sin haber si quiera planificado una idea de familia y la vida sexual aún es un camino que se está descubriendo día a día.

Había pasado un año desde que le había ganado al cáncer. Pero pese a que su doctor no creía que la quimioterapia dañaría su fertilidad, con el tiempo comenzaron a aparecer síntomas a los que Jackie no estaba preparada y que arrojaron como diagnóstico: falla ovárica prematura (FOP), que sucede cuando los ovarios de una mujer dejan de funcionar antes de los 40 años y que puede ocurrir de manera natural o por una cirugía, quimioterapia o radiación, como indica el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano de EE.UU.

“Me quedé muda (...) Pero no fue hasta que (el doctor) dijo las temidas palabras -sequedad vaginal- que mis ojos se abrieron. Después de eso, no escuché nada más”, dijo Jackie a un periódico inglés, donde, al igual que en otros estadounidenses han destacado su caso durante estos días.

No era el tema de la infertilidad lo que más le preocupó. Como ha comentado, a los 23 años, y estando ya recuperada de su cáncer, estaba más que preparada para regresar a su vida universitaria, donde realizaría un MBA. Su nueva pesadilla era su vida sexual. “Mi cuerpo joven se marchitaba y se moría”, señaló, al recordar el período en que sus menstruaciones se hacían cada vez más irregulares, hasta desaparecer por completo. De hecho, no pasó más de un año antes de que su gran amor se fuera de su vida. “Estaba devastada (...) No sé si mi infertilidad tuvo algo que ver con eso. Y nunca lo sabré, supongo”.

Paradójicamente, su madre, de 50 años entonces, comenzaba a vivir su propia menopausia, lo que le ayudó para tener un soporte mientras pasaba por estos extraños momentos. “Ella se mantuvo ocupada en su trabajo, y así enfrentó la menopausia. Así que pronto ese sería mi remedio”, dijo Jackie, hoy de 45 años -20 de ellos tomando hormonas para disminuir las molestias- y conocida como una escritora de novelas en Nueva York.

Intentó ser honesta con cada hombre  que salió, hasta que conoció a quien sería su marido. Más temprano que tarde, el tema de los hijos se hizo presente. Tenía 35 años cuando se dio cuenta de su realidad.  “Cuando eres joven tienes esta sensación de que el mundo es tuyo. Nada te puede detener, ni el cáncer; menos la infertilidad. (Pero luego) fue como ok, lo entiendo ahora. NO puedo tener hijos. Tenemos que hacer algo al respecto, tomar una decisión”, dijo, acerca de la opción que, al igual que algunas mujeres afectadas por FOP, existe con tratamientos de fertilidad o donaciones de óvulos.

Pero a pesar que una de las hermanas de Jackie se ofreció a ayudarla, Jackie y su marido optaron por disfrutar de sus siete sobrinos como si fueran sus hijos. “Tengo una gran vida”, dice hoy la escritora, algo feliz de haber dejado atrás la menopausia y a la espera de ver cómo sus hermanas se enfrentan a las suyas, para apoyarlas.